El Naufraguito es un fanzine que se publica en Barcelona desde el año 1989 con aportaciones de náufragos de todo el planeta, es el Boletín Oficial de Isla Naufragio. En cada número de El naufraguito se trata un tema diferente que siempre está relacionado con el desengaño, la ruina, la indignidad o la soledad del ser humano. Los artículos son testimonios auténticos y desesperanzadores. Al Final de El Naufraguito, dentro de una bolsa marsupial, está El Mininaufraguito, más pequeño todavía, realizado personalmente por los náufragos que han sobrevivido.
Historia
oficial de El Naufraguito
Hace
muchos años estuve haciendo el servicio militar en la Capitanía
General de Palma de Mallorca, que estaba en el Palacio de la
Almudaina, frente a la catedral. El comedor y los dormitorios los
teníamos en “Bóvedas”, así llamábamos a un recinto que estaba
por allí cerca, en la muralla que está debajo de la catedral. La
parte superior de esta muralla era un paseo abierto al público y los
soldados estábamos en la parte inferior.
El
caso es que una tarde, estando en este recinto, me cayó encima un
cuaderno de 26 páginas en las que un hombre había escrito su vida.
Miré hacia arriba y no vi a nadie. El cuaderno empezaba y terminaba
con "Yo
soy quien soy y no me cambio por nadie"
y era un relato pormenorizado de su vida y sufrimientos que eran
muchos. Terminaba bien. Me imaginé al autor del cuaderno como un
náufrago que había llegado, victorioso y feliz, (de momento) a su
isla del Caribe. Yo aún no lo sabía pero este fue el primer
náufrago.
En
1987, al compañero Miquel del Grup Taca se le ocurrió publicar un
boletín. Lo llamó “El Nàufrag o el rai de la Medusa” (El
Náufrago o la balsa de la Medusa) en recuerdo del cuadro de
Gericault. Colaboré en algunos números y en 1989 de vuelta de una
excursión que hicimos a Port Lligat para ver la casa de Dalí,
haciendo caravana en la autopista, me imaginé a Antonio Machín
cantando en lugar de su célebre canción “Huérfano, huérfano
soy...”, “Náufrago, náufrago soy, yo soy el naufraguito”, y
pensé que estaría bien hacer un anexo a El Nàufrag y titularlo El
Naufraguito. En el 91 El Nàufrag naufragó definitivamente y El
Naufraguito continuó algún número más hasta que en Mayo del 94,
con el número cinco empezó una nueva y rutilante etapa. En este
número incluí el comienzo del escrito del cuaderno del primer
náufrago, el tema general de este número era “Los
Pilares” y
trataba de los pilares de la sociedad. En setiembre, dentro del
número 7 (¡Ñam,
Ñam!)
aparece El Mininaufraguito (que acompañará ya inseparablemente a El
Naufraguito) y me llegó la noticia del segundo náufrago, Takao
Sakamoto, que inmediatamente fue nombrado corresponsal en el Japón e
Islas Adyacentes. En el número 8 (La
mujer!)
incluí un corazón de plomo y unos labios rojos, en el número 9 (El
Camino)
puse unas ventanas para elegir el camino y aparece el tercer
náufrago, Santiago Retuerto, presidente del Club del Pin del
Solsonés; en el número 10 (Contra
Todo)
Nietzsche nos envió su alegato contra el Estado... y en el número
12 (Krakatoa)
nos escribió Ronald Reagan.
A
partir de la intervención de Reagan (parece mentira pero así es) (y
ahí se nota la importancia de los americanos) nos empezaron a llegar
escritos de todo el mundo. Se asombrarían ustedes la gran cantidad
de náufragos que hay en el planeta, desde políticos, filósofos,
científicos o poetas hasta hombres comunes o amas de casa. Inaudito.
Algunos escritos fueron publicados con el nombre verdadero de sus
autores como Clinton, Napoleón o Julio César pero otros, dada su
relevancia mundial y que en ese momento ocupaban lugares claves, nos
rogaron que su escrito fuera publicado con seudónimo. No puedo
revelar ningún nombre pero sí puedo hablar de la calidad y la
importancia mundial de estos náufragos.
En
el número 50 (Isla
Naufragio)
El Naufraguito es reconocido oficialmente como Boletín Oficial de
Isla Naufragio gozando de todas las prebendas inherentes a este
título y para celebrarlo en las páginas centrales incluimos el mapa
del Tesoro, y en el número 56 (He
perdido mi alma)
dábamos constancia que nos habían concedido el premio al mejor
fanzine en el Salón del Cómic de Barcelona. Hemos seguido
recopilando y publicando los escritos de náufragos y en el número
68 (Elvis
era rubio)
incluimos el testamento espiritual de Elvis, algo necesario e
imprescindible para comprender los resultados del éxito y de la
fama. En abril del 2011 el Salón del Cómic de Barcelona nos ha
vuelto a conceder el premio al mejor fanzine.
Nuestros
procesos cerebrales dependen de la misma física que el resto del
Universo pero El Naufraguito y El Mininaufraguito escapan a estas
normas elementales. ¿Por qué? El Naufraguito y El Mininaufraguito
son, como ya hemos dicho, publicaciones escritas por náufragos que
han sobrevivido a la rutina devastadora de la vida en sociedad. Ya
vomitaron, ya. Ya se agarraron el estómago entre espasmos
destructivos. Ya maldijeron y blasfemaron. Ya pasó todo eso.
Ahora
les ha quedado una media sonrisa, un rictus, una mueca entre cínica
y escéptica que los no avisados confunden con la falsa nostalgia. No
es nostalgia, no. Es cansancio, aburrimiento, hartazgo de ver que no
hay arreglo posible. ¿Esto les preocupa?. No. A veces parece que sí
pero qué va. Ellos ya sufrieron sus desencantos y ahora ya no se
preocupan de nada.
Dichosos
ustedes (y yo) que aún estamos en la fase del engaño. Dichosos
ustedes (y yo) que aún creemos que el amor es hermoso, que el sabor
salado del odio no existe y que aún creemos que la cursilería y el
romanticismo son cosas diferentes.
En
El Naufraguito y en El Mininaufraguito encontraremos artículos
cortos que pueden leerse en treinta segundos y que en algunos
individuos muy determinados seguirán resonando como un eco durante
unos segundos más. ¿Para qué? ¿Para algo vital? No. Las
informaciones que proporciona El Naufraguito son ambiguas y
desorientadoras. ¡No las tengamos en cuenta!
¿Para
qué sirven El Naufraguito y El Mininaufraguito? No para mucho.
Sirven para recordar. Para recordar lo que dice el Manual: “La
verdad no está en el medio, hay que encontrarla mediante continuas
excursiones a uno y otro reino porque si bien la proporción es la
clave final, partir de ella es garantía de fracaso”.
Y es todo.
Ceferino
Galán
El
Naufraguito
El Naufraguito nadando a mano llegó a Cuenca.
Durante el mes de agosto y septiembre se podrá ver en la Fundación Antonio Pérez una retrospectiva de El Naufraguito, obra de Ceferino Galán.
http://yokobanana.com/retrospectiva-de-el-naufraguito-en-fundacion-antonio-perez/
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