domingo, 23 de octubre de 2011

¿Una historia verdadera?


Olga, sofocada, telefoneó con su móvil a Basilio para contarle lo sucedido. Estaba indignada porque el seguro del coche no le cubría la reparación de la luna. Se encontraba aún conmocionada por el trompo que había dado con su Renault 4L al intentar esquivar al ciervo que se le cruzó en mitad de la carretera. La mujer rompió a llorar cuando su marido le sugirió a voces -el sonido de los cencerros le dificultaba la conversación- y con gran entusiasmo, que podría elaborar chorizos.

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