A finales de los años cincuenta, el artista Ray Johnson (Detroit, 1927-Nueva York, 1995)
empezó a enviar a sus amigos y colegas una serie de misivas con la siguiente solicitud:
Please add to and return (Completar y devolver, por favor). Esta correspondencia
consistía en recortes de periódicos retocados, dibujos con instrucciones, sellos, postales o
fragmentos de collages. Se iniciaba así lo que más tarde se daría a conocer como mail art
o arte postal. Y con ello Ray Johnson creaba un sistema propio y alternativo para la
difusión de su obra, que ponía en entredicho conceptos como el de institución museística
y se oponía a la idea burguesa del arte como obra acabada, propiedad privada y valor
comercial. De este modo, se pone en valor el proceso, tanto o más que la obra de arte
acabada. Un poderoso medio a través del cual los artistas emergentes irrumpen en la
sociedad del espectáculo y pueden dar difusión a su obra con infinitas posibilidades.
Con el paso de los años, han surgido coleccionistas, artistas visuales, poetas, mailartistas, comisarios independientes y productores culturales que editan revistas de arte correo; dirigen espacios alternativos, microgalerías para exposiciones de arte postal;
bibliotecas especializadas en arte correo, publicaciones experimentales, editoriales independientes y páginas Web. A través de salones de arte, concursos de poesía y antologías literarias, libros de poesía visual y experimental es el medio en el que derivan estas creaciones visuales que aparecen en los buzones.
A lo largo de todo el mundo se desarrolla un movimiento impulsado por cientos de proyectos internacionales de mailart, y de un modo casi performático los artistas participan de el. Produciendo hechos que se convierten en alcanzables obras remotas, solitarias o en cualquier caso irreconocibles. El mailartista, entre el constante fluir de información siempre busca espontáneamente realizar interpretaciones, vínculos e historias, conexiones que finalmente siempre acaba por transmitir a través de un correo, un mensaje o un secreto.
Con el paso de los años, han surgido coleccionistas, artistas visuales, poetas, mailartistas, comisarios independientes y productores culturales que editan revistas de arte correo; dirigen espacios alternativos, microgalerías para exposiciones de arte postal;
bibliotecas especializadas en arte correo, publicaciones experimentales, editoriales independientes y páginas Web. A través de salones de arte, concursos de poesía y antologías literarias, libros de poesía visual y experimental es el medio en el que derivan estas creaciones visuales que aparecen en los buzones.
A lo largo de todo el mundo se desarrolla un movimiento impulsado por cientos de proyectos internacionales de mailart, y de un modo casi performático los artistas participan de el. Produciendo hechos que se convierten en alcanzables obras remotas, solitarias o en cualquier caso irreconocibles. El mailartista, entre el constante fluir de información siempre busca espontáneamente realizar interpretaciones, vínculos e historias, conexiones que finalmente siempre acaba por transmitir a través de un correo, un mensaje o un secreto.
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